Y así
supe que todo había acabado, todo; nuestro todo. Lo que poco a poco habíamos construido,
ambas partes por igual. Lo supe porque nunca había llegado este momento, nunca
nos jugamos con esto; discutíamos, sí, como cualquier pareja, pero de la nada
todo se termina. Mi corazón dolía al no querer aceptarlo, a no resignarme y
darme por vencido. Quería continuar. Y es que, el mundo se podía venir abajo,
pero si él estaba en pie aún yo tenía un motivo para vivir.
Mi
vista se nubló a causa de las lágrimas y lo último que vi fue su mensaje de
texto. Nunca pensé que no tuviese la gallardía de decirme las cosas de frente,
como un hombre, lo desconozco, bueno, nunca se termina de conocer a alguien del
todo. Mientras las lágrimas salían daban paso a las dudas, cientos, miles,
millones; atormentando mi mente sin poder dejarme dormir y desaparecer por un
momento.
Pero,
sin querer —queriendo— me dormí con su imagen congelada, como una fotografía ¡Oh, esa
sonrisa! Tanto me encantaba ¿Cómo es posible? ¿Cómo alguien que te hace daña a
la vez también te da esa paz que tanto necesitas? ¡Una locura! Sí, una locura
posible.
Desperté
tan vacío, tan sin ganas de nada. Revisé el teléfono y continuaba abierto el
mensaje de texto: “No podemos continuar con esto”. Con la mente fría releo el mensaje
unas diez veces y concluí:
No: No
Podemos: Él no puede, pero una
relación es de dos personas, o más.
Continuar: Seguir, avanzar, etc.
Con esto: ¿CON ESTO? ¿En serio?
¿Esto no tiene nombre? Esto…
Pero
“esto” fue una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida. Fueron dos
meses inolvidables, que para mí fueron eternos y a la vez fugaces.
Tantos
planes y todo se esfumó en una noche. Nunca me ha gustado hacer planes puesto
que nunca sale como lo planeado, pero por primera vez pensé que iba a funcionar
¡Vaya cursilería!
Todo se
acaba, nada dura para siempre. Pero al menos, como mínimo me hubiese gustado
saber el porqué de que todo acabara ¿verdad? Uno no puede ir por el mundo
terminando relaciones porque si ¿o sí?
Después
de esa noche deambulando en mis pensamientos y recuerdos bañados de lágrimas;
al despertar y sentirme tan solo e insignificante en una ciudad comegente solo
deseaba que me devorara de un solo bocado y desaparecer.
Sin embargo, en esa mañana comienza la
verdadera historia, convirtiéndose en una escultura ambulante, en un lienzo que
a simple vista parece ser blanco pero quien lo vea con el corazón roto ve los
colores más tristes, y de su garganta solo se emitían las más melancólicas
sinfonías nunca escuchadas, con el alma hecha añicos, pesada; sin ser artista
creaba arte, el arte de como ocultar un corazón roto.
Dickerson Gil.
Este texto lo escribí yo, en una tarde lluviosa me llovieron las palabras y me deje llevar cuan aguacero corre. Espero les guste.